'Pronto las peleas con mamá
se fueron dando menos espaciadamente
y llegó un momento donde decidí que quería morirme,
que no iba a soportar sus planteos
(no porque no quisiera sino porque
seriamente NO podía soportarlos).
Yo estaba demasiado sensible y débil
como para cruzar dos palabras inteligentes sin agresiones,
así que la mayoría de las veces terminábamos llorando las dos
o yo llorando y mamá gritándome: “en esta casa no se puede vivir!”
o mamá llorando y yo regodeándome en mi demencia.
Era el infierno. No es una metáfora, nuevamente: estoy hablando en serio.
Era peor que estar muerta, deseaba con todas mis ganas
(con las pocas que me quedaban, al menos)
estar muerta, enterrada, para siempre.
¿Por qué estaba todo tan mal?
Aùn les ocultaba que había dejado de comer
y que lloraba todas las noches
y que me quería morir.'
.Cielo Latini.
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