Estoy escuchando Simón Basta.
Este blog sabe qué significa eso.
Muchas de las cosas que subí
de hace un tiempo hasta ahora
fueron por haberme dejado llevar al escucharlos.
En fin.. retomo lo que estaba diciendo.
Mientras suena Simón de fondo,
puedo sentarme a escribir (reflexionar acaso?)
sobre todo lo que me está pasando.
O sobre lo que me pasó.
Siempre dije que tuve/tengo/tendré miedo
al tema de la entrega, de ser vulnerable.. del abandono.
Porque juro que si hay algo sincero en mí,
es que cuando amo, amo en serio.
No amo a medias.
No amo hoy y mañana no amo más.
Me cuesta amar, pero así como me cuesta hacerlo
también me cuesta dejar de hacerlo.
Con Simón pude poner en palabras varias veces
todo lo que sentía en algún momento en particular..
cuando no supe cómo decir las cosas (o no me animé).
Todavía me acuerdo de esos viajes en colectivo,
volviendo a casa mientras los escuchaba
con una sonrisa de oreja a oreja
después de algún encuentro importante para mí.
Simón estuvo cuando me sentí amada como nunca.
Cuando me sentí respetada,
cuando sentí (por fin) que todo era recíproco.
Ahí me brotaban canciones por los poros,
mientras ponía corazones en twitter
y la persona a la cual se los dedicaba,
los sentía propios y me los faveaba.
Simón dejó de estar cuando las cosas se tornaron grises.
Cuando empezaron las excusas,
cuando empezó a inundar la habitación el desencanto.
Cuando nuestras manos dejaron de encontrarse (o de buscarse, mejor dicho).
Creo que debe ser una de las primeras veces
que los escucho después de todo lo pasado.
Y me siento bien.
Me siento fuerte.
Siento que tuve que pasar por todo eso,
para llegar a estar donde estoy hoy.
Crecí.
Cambié.
Soy mejor persona.
Y Simón sigue firme junto a mí.
Tal vez con un nuevo mensaje,
un nuevo significado.
O quizás no sea nada nuevo,
solo letras hermosas que guardo por siempre en mí,
sin significado alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario