Hace unos días,
volví a sacar a la luz
ese tema que me dolió durante mucho tiempo.
Ese mes.
Ese octubre.
A días de que vuelva a empezar todo.
A que la mente vuelva a esos días,
a esos recuerdos.
Al perfume de los árboles
(por suerte ya no vivo cerca del DB
y no tengo que olerlos más
cada vez que paso por ahí),
a esa sensación en la panza,
a "Amo".
Ahora puedo contarlo con total libertad,
porque sé que ya pasó.
Que ya me liberé.
Que ya no me atormenta nada.
Y estoy bien conmigo misma
al haber tomado la decisión de largar todo,
de escupir lo que sentía.
Porque gracias a eso,
hoy es un mes más.
Fue un antes y un después.
Este blog más que nadie lo sabe.
Creo que habré escrito sobre este tema
miles y miles de veces
durante todos estos años.
Pero desde ese momento,
fue increíble cómo dejó
de ser algo central en mi vida.
De un momento a otro,
dejó de importarme.
En sí, soy así con todo.
Cuando decido olvidarme de algo,
o cuando algo me deja de importar;
lo saco totalmente de mi sistema.
Dejo de registrarlo.
Quizás sea muy fría al hacer eso,
pero es mi mejor táctica de defensa.
Así no permito que nadie me lastime,
y si me lastimó,
no permito que vuelva a hacerlo.
Es muy difícil hacerme cambiar de postura,
porque es como si dejara de existir esa persona.
Como si nunca hubiera existido,
mejor dicho.
No importa lo mucho que te esté amando,
o lo bien que la pasamos juntos..
me siento decepcionada o traicionada y chau,
dejas de existir.
Lo peor es que lo hago inconscientemente.
Como me defiendo de lo malo,
me olvido también de lo bueno.
Lo borro, lo elimino.
No quedan rastros de nada.
Pum, me dejaste de importar.
Hace unos años atrás,
hablaba de esto y automáticamente
se me llenaban los ojos de lágrimas.
Ahora hablarlo me da orgullo,
por haberlo transitado y dejado atrás por fin.
Es algo gratificante.
Es estar bien segura de que no voy a sufrir recaídas,
por más que estemos en un mismo lugar.
Por más que me mire igual que antes.
Sé que no voy a caer.
Por el amor inmenso que tengo ahora,
que ya no me entra más en el cuerpo..
me desborda el corazón, lo juro.
Nada es mejor que esto.
Ni aunque tuviera la oportunidad
de repetir octubre durante todo un año.
Me quedo con ese
veinticinco.
Me quedo con lo verdadero.